¡Seguir!

Conocemos a Sócrates, el famoso sabio griego y conocemos a Jenofonte el extraordinario escritor ateniense. Se dice que la grandeza de la vida de éste surgió a partir de un encuentro que tuvo con Sócrates en una callejuela de su ciudad. El sabio le cerró el paso con el bastón y le preguntó dónde podría comprar unas cosas, a lo que Jenofonte le contestó con toda cortesía.   

Luego Sócrates le preguntó – “¿Sabes donde se hacen los hombres buenos y virtuosos?”  La respuesta fue: – “No”. A esto le respondió el sabio: – “Pues, sígueme y aprende”, cosa que ocurrió a continuación sin pérdida de tiempo.

Es interesante las palabras del sabio “sígueme y aprende”.  Jesús dijo a sus discípulos: “Seguid en pos de mi”.  Seguir a Jesús se convirtió en una extraordinaria aventura.  Ellos fueron testigos de una variada gama de encuentros con gente que enfrentaban diversas circunstancias.  Cada una de ellas eran resueltas ya fueran situaciones de hambre, enfermedad, conflictos, posesión de demonios, falta de de sabiduría, llanto, frustración.  “Sígueme y aprende” parece renovarse día a día la indicación.  Cada experiencia nos lleva a crecer cada vez más.  Hay que seguir, hay que aprender.  No puede haber tiempo de parar.  ¡Adelante!

Un comentario el “¡Seguir!

  1. Ivonne Nieves dice:

    La diferencia es que con Jesus era palabra y acción juntas. Jesus nunca estuvo dispuesto a enseñar nada que antes no estuviera dispuesto a practicar. Creo que eso distingue a los buenos maestros del Maestro por excelencia! Jesus primero hacia y los discipulos observaban, Luego Jesus hacía y permitía que sus discipulos participaran. Por ultimo, LOs discípulos hacían y El observaba. Excelente método!

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