HERENCIA

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Vivir en nuestro mundo de hoy, con todas aquellas cosas negativas que ocurren en él, nos lleva más que nunca a anhelar el cielo.  Allí Dios ha establecido una ciudad ideal, donde vivirán en paz y adoración aquellos que hoy aquí viven en insatisfacción y con mucha razón para ello.

Pero, ¿quiénes van para allá a vivir en ella?…  ¿Los buenos?  ¿Cuáles buenos?  ¿Qué criterios de bondad deben tener?  Es triste saber que “mucha gente buena” no estará allí.  Porque sus criterios de bondad miden cinco y medio pies altura, lo que es su estatura.  Ese criterio no les pasa de la última punta del cabello de sus cabezas.

¿Religiosos?  Ahora es más duro decir que la oferta de ir para allá, no es para religiosos de las medidas de La Tierra.  Los espiritistas se consideran religiosos, también los budistas orientales que han puesto su fe en Buda…  no irán allá.  Los mahometanos que asesinan en nombre de Alá tampoco irán allí.  Los indios que tienen muchos dioses, tampoco serán ciudadanos de esta ciudad.

Tampoco los que se encierran en sus hogares y “no le hacen mal a nadie.”  No cualifican los que hacen bien a muchos, vociferando en los medios de comunicación, sus dones en favor de los pobres.  No serán parte tampoco los que laceran sus cuerpos, auto causándose males.  No van los que suben  las escaleras de las catedrales de rodillas, luego de hacer largos recorridos a pie y de rodillas.

Entonces, ¿quiénes irán al cielo?  Aquellos que creen a Jesús y en Jesús.  Que le aceptan como su Salvador.  Que se arrepienten de sus pecados sinceramente.  A partir de allí testifican de Jesús su salvación, sanidad y llenura del Espíritu Santo.  A partir de allí viven vidas nuevas, con nueva perspectiva, seguridad de herencia celestial.

EMPRESA

Cuando Israel cruzó el Río Jordán, aquel fue un día milagroso e inolvidable en que se detuvo el correr de sus aguas. Las de arriba de amontonaron, las demás siguieron su curso. No se reanudó su normal correr hasta que terminaron de cruzar más de dos millones de personas, que componían el pueblo. Se calcula que esto le tomó veintidós horas, hasta que estaban al otro lado, hombres, mujeres, ancianos, niños y animales, además de sus pertenencias.
¿Qué cosa entre tantas, piensa usted, que tuviera una gran importancia? Definitivamente la consolidación de Josué como nuevo líder. Este había sido siervo humilde de Moisés. Se había mantenido bajo la sombra de ese gran gigante, a la vez humilde, Moisés. El Dios que había exaltado tantas veces a éste, acaba de hacerlo con Josué. Porque claramente lo dice la palabra: “el que se humilla, será exaltado”.
¿Sabes qué fecha era esa? Exactamente cinco días antes de cumplirse cuarenta años de que salieran de Egipto. Así que una generación más tarde, una nueva gente recién bautizados (por el pasar el Río Jordán) entraban a tomar posesión de su herencia.
Esto me pone a pensar, como Dios marca y honra el ministerio de sus hombres. Piense en ministros como Billy Graham. Este le dio la vuelta a la tierra, predicó en tantos países, súper llenó tantos enormes estadios…frente a él se produjeron tantas conversiones. Es realmente extraordinario y sigue influyendo en tantos. Pero, ¿qué de aquel pastor humilde? Tal vez se ganó sólo un alma en todo su ministerio. ¿Podrá sentir tristeza? NO, mil veces, NO. ¡Ha ganado un alma! Jesús dijo: “De qué le vale al hombre granjear todo el mundo y al fin perder su alma? Entonces estamos hablando de que el valor de una sola alma es algo sumamente valioso. Entonces es importante ganar un alma. ¿Estás en esa maravillosa empresa de GANAR UN ALMA?

¿Encontrado?

En lo profundo de nuestro ser hay anhelos.  Dios nos diseñó así para que buscáramos proveernos de lo mejor para nuestras vidas.  De ahí que siempre estamos tras la mejor casa, el mejor auto, la mejor ciudad en  donde vivir.  ¡Una ciudad hermosa, única, perfecta!  A eso nos dedicamos a buscarla, dentro de nuestras limitaciones de costo, ciudadanía, etc.

Recientemente me he mudado al estado de la Florida, E. U.  Es un lugar hermoso y excelente para vivir.  Casas amplias, cómodas, carreteras seguras, linda y cuidada jardinería, buenas leyes, buen orden y amplia seguridad para todos, no importa su raza.

La ciudad en que vivo es Zephirhills (colinas de zafiro) con bellas lomas.  Yo vine de Mayaguez, P.R. que es” la ciudad de las aguas puras” y he caído en esta que es también  “ciudad de aguas puras”.

Paseando por ahí llegué a Sun City (la ciudad del sol).  Esta es muy particular.  De hecho toda la Florida es el estado de los retirados, o sea de los de la mayor edad.  Vi por doquier a casi todos con su “almendro florecido”, copos blancos, canas y canas.  La ciudad es inmensamente bella, soleada, verde.  Casas sumamente hermosas con autos lujosísimos en la marquesina.

Pero lo más que me llamó la atención es que casi todos viajan conduciendo un auto de golf.  Montones de ellos en movimiento por carriles exclusivos para éstos a ambos lados de la calle.  Otros, muchísimos, estacionados en los lugares exclusivos para éstos en los centros comerciales. Todas las personas se veían felices.

Pero, es para preguntar,  ¿Cuántas de éstas personas siguen anhelando el cielo?….quizás muchos de ellos piensan que lo alcanzaron.  No podemos olvidar la oferta de Dios.  El nos ha prometido una ciudad con calles de oro y mar de cristal, en donde fluye la leche y la miel.  Y lo más importante, allí reside EL con todos sus querubines, serafines, arcángeles y ángeles.  Yo tengo esa esperanza, seguridad y herencia que me dio Jesucristo, al darme la salvación.