Adrián

Me contó un amigo que una vez fue en busca de una persona.  Era de noche y el lugar era solitario.  Pocos hogares habían por allí.  De pronto se pararon frente a una casa para preguntar y salieron ladrando fuertemente dos perros que asustaban.   Detrás de ellos el dueño con una linterna mientras gritaba: -¡Satanás!  ¡Lucifer!”  La escena era escalofriante.

Lo cierto es que los nombres describen o deben describir una persona, aunque no siempre es así.  Antes en la casa de Nerón el perro se llamaba Pablo.  Hoy eso ha cambiado pues Pablo es el dueño de la casa y Nerón es el perro.

Los nombres bíblicos son significativos pues Andrés es varonil, Tomás es mellizo, Salomón es pacifico, mientras que Erasto es amado. Interesante es que Adrián significa “cayo”, también significa “ojo de gallo” y/o “hueso sobresaliente del pie”, también “nido de urracas”.  ¿Cómo seria el apodo de Adrián? ¿Cayito? ¿Ojudito? ¿Huesonte? ¿O Nidito? Es mejor llamarle cristiano pues se convirtió a Jesucristo, recientemente.