En todos los idiomas hay palabras y palabras. Unas suenan feas y otras suenan muy lindas. De seguro estará de acuerdo conmigo. Hay una palabra en español que es hermosa; esta es aurora. Tiene un lindo sonido al pronunciarla. Sabemos que tiene que ver con brillo y resplandor, y describe la luz que precede a la salida del sol. Estos son los primeros rayos que al amanecer rasgan el negro monte de la noche.
Se llama aurora a un canto religioso que se entona al amanecer. También se le llama así a la aventura de un comienzo. Se le asocia a algo tan bello como la libertad; también al hacer referencia a la hermosura del rostro, brilloso y rosado. Para no dejar de mencionar, se le llama a una rica bebida de blanca leche y ricas almendras con fragante canela. Mencionado en adición y de todos conocido el dorado amarillo brillante del sol del amanecer.
Siendo que al mencionar este nombre, sabiendo que pertenece al varonil sol, se le da una imagen femenina. ¿Quién no conoce a una bella fémina que lleve ese nombre?
Hay una antigua historia de la mitología que cuenta de un joven que siempre se embelesaba con la aurora. Este se llamaba Titón. Esos antiguos le llamaban la diosa del alba. Como si hubiera comunicación comprensible, la diosa en respuesta se enamoró de él. Pero ella era una diosa y él era mortal. Aun así, ella estaba apasionada por él y le hizo a Zeus una petición al respecto. Este le concedió que lo tomara por amante. Ella lo escogió gustosamente y bien rápido salió de la presencia de Zeus. Pero se le olvidó pedir algo importante, juventud eterna para su mortal consorte. Poco a poco, Titón se fue poniendo viejo, cada vez más, y no se podía morir. Entonces el don dado a Aurora resultó para ella en una maldición.
¿Qué nos enseña esta historia? Algo común que ocurre a los humanos. Muchos no oran, no piden a Dios. Otros piden pero lo hacen mal. Lo hacen a la carrera según sus apetitos carnales momentáneos. Dios, a veces no le concede lo que piden, pues por ser tan sabio conoce lo que vendrá después, que escapa a los humanos de vista y vida corta. Siempre debe estar en nuestra oración, la frase que incluyó Jesús en la suya en el Getsemaní: “Si es posible”. En otras palabras, si es Tu voluntad. Dios es sabio y siempre responderá por sus criterios que son sabios y de repercusiones eternas.