Hay en España una Antigua historia que habla de un origen. Se dice que hace muchísimos años, en el mismo albor de la historia de este gran país, había allí un rey que tenía un serio problema en la boca o en su lengua. Esto le producía dificultad a la hora de hablar o pronunciar correctamente. Así que a la hora de decir David o Valladolid, decía “Daviz” o “Valladoliz.” Ocurría lo mismo cuando iba a decir cielo, decía “zielo.” Cuando pronunciaba la palabra caja o cajón se oía decir “cajrra” o “cajrrón.”
Como se trataba del rey, todos pensaron que esa era la forma correcta de decir tal o cual palabra, la mejor manera de hablar. Todos comenzaron a imitarle, de manera que para todos en la pronunciación la “c” se hizo zeta y la “j” se hizo “jrr” ( jota, doble erre). Desde entonces nuestros amigos españoles tienen esa característica de hablar así, junto a otras cosas de sus vocablos.
Pero, no hay problemas, se entiende, lo entendemos. Es gracioso que los del sur de Puerto Rico, en muchos casos absoben la “r”, en lugar de decir acabarlo, dicen “acabalo”. Los cubanos habaneros (de la Habana, su capital) cambian el sonido de la “r” por la “j”. Entonces dicen “bajco” por barco y “vapoj” por vapor… Tampoco hay problema, es cuestión de habituarse a oírles. Son nuestros hermanos y finalmente hablan muy bonito, aunque suene extraño…
Es interesante que un norteamericano no puede decir “Puerto Rico”, dice “potorico”, no aprendieron como nosotros a pronunciar el sonido fuerte de la “rr”. Tampoco hay problema con eso. Pero en la historia se nos cuenta que en medio oriente un hablar corriente con diferencia entre la “sh”y la “s” costaba la vida. Se narra que entre Efraín y Galaad había un problema fronterizo. Los ciudadanos de uno y otro lado, que antes pasaban de un lado para el otro, en un momento dado ya no se podía. Allí entonces se estableció una forma de saber quiénes eran unos y cuáles eran los otros. Se les pedía que dijeran la palabra “shibolet”, el que la decía con “s”, lo degollaban, (era un momento de guerra), así mataron 42 mil personas ( Jueces 12:5-6) ¿Qué pasará en las puertas del cielo? Nada. No estará allí “San Pedro pidiendo contraseñas. Las puertas estarán francas para los que han aceptado a Cristo Jesús como Salvador, antes de llegar allí. Desde la arrancada de La Tierra, irán directo sin detenerse, escoltado por ángeles de Dios, atravesando la atmósfera, esa que está llena de “principados, potestades, y gobernadores de tinieblas, huestes de maldad en esas regiones celestes” ( Ef.6:12). Una vez allí, luego de estrenar el asombro… ¡a disfrutar por la eternidad!