PRONUNCIAMIENTO

discurso
La retórica es el arte de expresión refinado, tanto hablado como escrito. También se le llama el arte de la persuasión. Este está revestido del empleo artístico del lenguaje, habilidad en el discurso y fuerza convincente, ingredientes importantes en el ejercicio de la oratoria.
Se le acredita a los griegos el desarrollo del arte de la palabra varios siglos A. C. en los círculos de los oradores. Fueron los abogados democráticos los que comenzaron a implementar estas técnicas en sus alegatos, no al alcance de todos. Fue Aristóteles que dio impulso a la retórica y según sus palabras, su principal objetivo “estriba en demostrar lo que importa del caso o dar la impresión de ello al menos”.
No obstante, antes y después de los pioneros e impulsores del arte de la expresión, no ha faltado la pedantería, la rimbombancia y la verborrea en los discursos y escritos en muchos casos con hemorragia de palabras y estreñimiento de ideas. Así se ha jugado a través de los siglos con la verdad de los hechos, a tal grado que éstos muchas veces nos han llegado en muchos casos, envueltos en una nebulosa. Solo los que fueron inspirados por el Espíritu Santo trajeron los primeros rayos de la verdad, hasta que apareció la verdad misma, el verbo de Dios, Jesucristo.
Cuando Jesús advino a la Tierra, nacido en Judá, un pueblo bajo la bota de Roma, que a su vez estaba bajo la herencia de la cultura de los griegos, todo eso era parte de la vida del pueblo. Cristo enfrentó esas huecas filosofías palabreras que se habían convertido en reglas de vida sin frutos.
Allí frente a ellos El, el YOSOY, Dios mismo encarnado, visible, tangible, comprensible al género humano que como pastor entró por la puerta de las ovejas (Juan 10:7-10). Se vistió de humanidad para hablarle al hombre. No se revistió de serpiente para hablarle al hombre como ya había ocurrido en el Edén. Se vistió de humano para hablarle al humano en lenguaje humano. No dio un golpe traicionero como Satanás, El es pastor de las ovejas que entra por la puerta de las ovejas. No asusta a las ovejas hablándoles en lenguaje misterioso aun cuando habla misterios. Jesús nos habla palabra clara, sencilla, comprensible, pues no sólo utiliza la palabra, pues El mismo es La Palabra, el Verbo, la acción de Dios.
Como verbo de Dios, tiene pasado, presente y futuro. No hablo ahora de gramática, hablo de control y presencia eterna. Ven al que tiene el control, la palabra y la sabiduría de los tiempos, ven a Jesús. El tiene la solución a tu problema de hoy, tiene perdón a tu pecado de ayer, tiene seguridad sobre todo lo que te pueda ocurrir mañana.

RECHAZO

Si eres creyente y siervo de Dios como yo, de seguro que te haya ocurrido algo igual que enfrento con frecuencia.  Como hijo del reino de los cielos, y estando comprometido cada uno a comunicar el evangelio, eso hacemos.  Entonces invitas a alguien a la iglesia.  Este se ríe y dice: “eso es bueno”,  “magnífico” tú le dices, “¿me acompañas, mañana?”  “Bueno…” es la respuesta… “yo te aviso”…

Tú sabes que no te avisará, no te avisó, no fue, allí quedó todo.  Porque lo que él quería era salir de ti, de ese terrible momento que estaba enfrentando. (¡Uf, horror!)  Con todo y eso, estamos comprometidos con el Rey y con Su Reino a seguir invitando, comunicando y levantando la bandera del evangelio de Jesucristo.  Pero nos seguirá ocurriendo igual, continuaremos recibiendo desprecios y respuestas negativas.  Tampoco faltarán los que aceptan y se salvan, pues es muy posible que ya otros le hayan hablado y estén en el momento de la cosecha.  Tú sabes como dice la palabra, uno siembra, otro riega y otro recoge el fruto.

Pero, siempre nos preguntamos, esos que rechazan, ¿sabrán a quién lo hacen?  ¿Tendrán otra oportunidad?  La verdad es que están diciendo NO a la eternidad…a la vida eterna.  Esto no es “retórica de predicamento”.  Esto es la verdad de Jesucristo, que es más alta que los cielos y más profunda que el mar.  Esto poniendo ejemplos de por ahí, pero realmente es más grande que eso.

Los pobrecitos, con su acto pretenden eclipsar la obra de Jesús. Así que desprecian una invitación que pudiera significar la solución de su responsabilidad con Dios, con resultados eternos a su favor o en su contra.

¡Si conocieran!  O mejor dicho, si quisieran conocer.  Lo mejor sería que formaran tapón, las filas a nuestra puerta, para que les explicáramos las bondades del reino de los cielos.  Pero, NO, el orgullo sigue prevaleciendo sobre ellos, como si fueran dioses y que ya lo tienen todo planchado para su eternidad.  ¡Qué equivocados están!  Cuando quieran conocer, ya será muy tarde.  Ya la puerta de la gracia estará cerrada, pero para esos hoy aún  la puerta está abierta.